Texto y fotos por Claudia Novelo Alpuche para el PPD México
El equipo de la comunidad La Unión, frontera entre México y Belice, acampa una vez al mes en dos tramos del Río Hondo, en los sitios conocidos como “La Lucha” y “Lagunitas” para monitorear al pez diablo (Pterygoplichtys spp.), una especie invasora que atenta contra la biodiversidad de la región. Dos grandes casas de campaña, un fogón y una mesa plegable se convierten en base y laboratorio en las orillas del Río Hondo.
Ejemplar de pez diablo, capturado por Fernando Parrilla y Julio López en el Río Hondo.
“En 2013 fue la primera vez que vimos al pez diablo en la zona de Blue Creek en Belice, ya muy cerca del cauce principal del Río Hondo, en ese momento desconocíamos de qué se trataba. Pescarlo a visor es muy difícil porque el agua es turbia, la única forma es con red, pero es un pez muy fuerte y la red no nos dura mucho y hay que cambiarlas regularmente” comenta Fernando Parrilla, monitor voluntario originario de Veracruz, pero que desde hace más de 45 años vive en La Unión.
La pesca se realiza a bordo de un pequeño cayuco, en la que los tripulantes, Fernando y Julio López extienden una red de aproximadamente 5 metros hasta llegar al otro lado del río. Durante el primer recorrido atrapan ocho peces diablo y una mojarra. El pez se enreda fácilmente en las redes de pesca, sus aletas son filosas y se necesita de cierta habilidad para desenredarlo sin lastimarse ni cortarse.
El pez diablo es una especie nocturna, por lo que el monitoreo se realiza por la tarde y noche.
La red se revisa aproximadamente cada dos horas, durante las quince horas que dura el muestreo. En la madrugada el equipo pasa por una jornada de trabajo en la que prácticamente no se duerme y bajo un cielo estrellado continúan atentos a las alarmas para revisar nuevamente las redes.
Los peces posteriormente son entregados a Yajaira Saldívar, estudiante de la carrera de Biología de la Universidad Autónoma Metropolitana y a Daniel Guevara, miembro de la asociación Amigos de Sian Ka’an, quienes son los encargados de medir y pesar cada ejemplar de pez diablo. Los datos son de gran utilidad, ya que con ellos se puede conocer la abundancia relativa y determinar el tipo de crecimiento que tiene este pez en la zona de La Unión y a futuro, para definir una posible estrategia de aprovechamiento que contribuya a controlar la invasión del pez diablo.
Daniel Guevara, colaborador de Amigos de Sian Ka'an, analiza uno de los peces capturados durante la noche.
En total fueron 28 peces esa noche. El pez diablo es de hábitos nocturnos, territorial y desplaza a otras especies como la mojarra, el bagre y la bocona, este último, el pez más codiciado de la zona. Aunque no es depredador, por sus hábitos alimenticios como filtrador, se puede alimentar de huevecillos de otros peces. Al pez diablo también lo llaman “limpia peceras” tan típico de los acuarios, proviene del Amazonas y ha encontrado en el Río Hondo un lugar ideal para reproducirse. Los investigadores estiman que la invasión provino probablemente del lago Petén en Guatemala, ya que las inundaciones pueden ser el factor principal para cruzar parteaguas entre cuencas y/o una liberación de peces diablo por algún acuarista.
Actualmente, se está realizando un diagnóstico en la comunidad para conocer si el pez diablo puede ser aprovechado como fertilizante, biodigestor, consumo, biogás o para la elaboración de artesanías. Resultados previos han demostrado que la gente de la comunidad se interesa más en el uso como fertilizante natural, debido a que la mayoría se dedica al campo; sin embargo, en el río se han detectado concentraciones de agroquímicos que se deben considerar.
La Dra. Teresa Álvarez Legorreta, del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) unidad Chetumal, especialista en ecosistemas acuáticos, expuso que: “Las aguas residuales, el uso masivo de fertilizantes y plaguicidas se sigue encontrando en sedimentos y en el tejido de los organismos del Río Hondo, incluso se han encontrado trazas de metales pesados como mercurio y cadmio en sangre y crestas de cocodrilos”
Imagen aérea de un tramo del Río Hondo, donde se realiza el monitoreo por el equipo comunitario. Foto por Omar Hernández Carmona,
El Río Hondo se extiende por más de 200 kilómetros, desemboca en la Bahía de Chetumal y marca una frontera natural entre México y Belice. Sus brazos conectan con la Laguna Bacalar, donde el peligro es que el pez diablo llegue a la laguna y acabe con los microbialitos, estructuras minerales prehistóricas que cumplen una función muy importante: liberan oxígeno a la atmósfera y mantienen saludable a la laguna.
El Dr. Juan Jacobo Schmitter Soto, del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) unidad Chetumal, pronosticó una explosión poblacional de pez diablo en la zona. “Se obtuvieron datos en el Río San Pedro en Guatemala y en México, donde se sabe que le gustan ciertos tramos para anidar, sin embargo, el pez se detiene en tramos del río donde la calidad del agua es cercana a la de Bacalar, es decir, agua con más solutos calcáreos, lo que nos lleva a pensar que quizás eso sea un factor, la calidad del agua y me da muchísimo gusto que haya fallado mi predicción de cómo iba a comportarse la invasión” explicó Schmitter Soto.
La asociación Amigos de Sian Ka’an implementa dos proyectos para el control y manejo de especies exóticas en la zona sur de Quintana Roo y desarrolla actividades de educación ambiental y monitoreo. Estos proyectos reciben financiamiento de la Alianza WWF-Fundación Carlos Slim y el Programa de Pequeñas Donaciones del FMAM. Para mayor información, contactar a Rosa María Loreto Viruel al correo rloreto@amigosdesiankaan.org
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